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Los pros y contras de la nueva exención en Colombia para la captura artesanal de tiburones y rayas



En el 2021, el presidente Iván Duque aprobó el Decreto N˚ 281 que anunció una prohibición total de la captura de tiburones en todas las industrias pesqueras de Colombia, convirtiendo efectivamente (y supuestamente) todas las aguas colombianas en un santuario para tiburones. La noticia fue recibida con apoyo y con críticas a nivel mundial por igual, porque aunque presentaba a Colombia como líder en conservación en América Latina, la nueva medida también tenía muchos defectos. Muchos críticos, incluyéndome a mí, reprochamos la falta de inclusión, consideración y compensación de la ley a las comunidades costeras artesanales, indígenas, negras y con prácticas ancestrales de Colombia.



El presidente Duque anuncia la prohibición total de la pesca de tiburones en 2021.


Estas comunidades han capturando y consumido tiburones durante siglos, mucho antes de que las poblaciones de tiburones comenzaran a disminuir debido a la sobrepesca; y a menudo son las personas más vulnerables y privadas de derechos. El decreto de 2021 no detalló qué comunidades fueron consultadas, qué datos se utilizaron y cómo se compensaría a las poblaciones vulnerables por la falta de proteína y de ingresos para los que dependían de la captura de tiburones. El decreto no explicaba cómo se regularía y haría cumplir la nueva medida y, de hecho, en septiembre de 2021 (unos meses después de que se protegieran todos los tiburones) se produjo la mayor redada de comercio ilegal de aletas de tiburón en la historia de Colombia, con un total de casi 3.500 aletas incautadas en el aeropuerto. Evidencia de que el comercio de tiburones aún continúa y es más fuerte que nunca a pesar de la nueva regulación.



Arriba: Más de 3.400 aletas de tiburón incautadas en el aeropuerto, unos meses después de que los tiburones fueran protegidos por el decreto 281.


Avanzando hasta el 24 de enero de 2024, y el nuevo gobierno anunció una enmienda a la prohibición (Resolución 0119 de 2024), haciendo una excepción para los pescadores y comunidades artesanales y de subsistencia. Una vez más, la política de conservación fue recibida con elogios y críticas por igual. Los líderes comunitarios y los pescadores festejaron el reconocimiento sobre la importancia de este sustento y de sus prácticas pesqueras históricas, mientras que los conservacionistas describieron a la resolución como una oportunidad para crear un vacío legal y explotar este recurso.


El progreso de la prohibición total de la pesca de tiburones a la nueva enmienda es turbia, con falta de transparencia y datos concretos que respalden las decisiones. Sin embargo, aquí están mis pros y contras personales de la actual enmienda a la prohibición de esta pesca.


Pros:

  • El gobierno está reconociendo la importancia y el estatus especial que se debe otorgar a las comunidades costeras vulnerables que históricamente dependen de la captura de tiburones para su sustento.

  • Los pescadores artesanales y de subsistencia pueden estar más motivados a cumplir con la nueva enmienda (en comparación con la prohibición original), si sienten que se les está tomando en consideración y se les está otorgando un estatus de exención (parcial).

  • Aunque tanto la prohibición como la enmienda son defectuosas, abre un camino para un mayor debate sobre la pesca de tiburones, la conservación de los tiburones y las comunidades vulnerables que dependen de los tiburones.


Cons:

  • La enmienda tiene bastantes desventajas, pero la crítica más grande e importante es que de las 15 especies de elasmobranquios (11 tiburones y 4 rayas) que figuraban como permitidas en la pesca artesanal y de subsistencia, 12 de esas especies están clasificadas como amenazadas, vulnerables o en peligro de extinción. ¿Cómo se eligieron estas especies? ¿De dónde provienen los datos sobre el estado de la población de estas especies? ¿Dónde están los datos sobre la importancia económica y el consumo de proteína para los pescadores? Ninguno de estos datos fueron incluidos.

  • La segunda mayor crítica es que no está claro si estas capturas artesanales pueden comercializarse o son sólo para consumo propio. La resolución dice consumo y comercialización local (nacional), pero en un comunicado de prensa dice solo para el consumo. Además, ¿cómo se etiquetará y rastreará el producto para que permanezca en el comercio comunitario y local, y para que no entre en el comercio internacional y potencialmente ilegal? No se proporciona información ni soporte sobre este proceso.

  • No se consultó a ningún científico u organización externa. Al igual que el decreto original del 2021, la resolución del 2024 tomó por sorpresa a la mayoría de los biologos. Se necesitan políticas basadas en ciencia y datos, y se requiere transparencia para saber qué datos respaldan estas medidas de conservación. Tampoco está claro cómo y cuales comunidades pesqueras fueron consultadas, ni qué rol tuvieron en la nueva enmienda.

  • No se ha proporcionado apoyo (financiero ni logístico) sobre cómo se aplicará esta prohibición, cómo se regulará, cuáles son las sanciones, cómo se capacitará a los pescadores para reconocer las especies que pueden conservar y las que no pueden y deben liberar de forma segura. Ninguna medida de conservación puede tener éxito si no sabemos cómo aplicarla y carecemos de los recursos para ello.

En general diría que esta nueva resolución no tiene ni más ni menos impacto que la prohibición original, dada la falta de transparencia, datos y aplicación. Al igual que la medida original del 2021, esta nueva medida del 2024 parece también ser solo una estratagema política con poca aplicación… pero ¿al menos estamos hablando del tema?


Para más información:

Lea sobre mi proyecto de pesca artesanal de tiburones y rayas en Colombia


Fuentes de información:


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